No sé en qué momento exacto de estos quince días pasados pero ya han llegado, ya están aquí...
Los reconozco por esos chillidos agudos que me despiertan cada mañana, por ese aleteo grave que susurran sus alas al pasar cerca de mi ventana. Hace un par de años ni siquiera habría reparado en ellos y sin embargo ahora me maravillo descubriendo su negra silueta dibujada contra el cielo.
Son los vencejos:
Aves migratorias, que a partir de mayo huyen de las lejanas tierras de África en busca de alimento y de un clima más favorable. De plumaje grisáceo-negro, alas amplias y fuertes, unos centímetros más largas que la cola para poder mantener un vuelo estable. ¡Duermen en pleno vuelo! No es infrecuente encontrar alguno despistado, tímidamente agarrado a una pared, a la espera de una mano amiga que le ayude a remontar el vuelo.
Para saber más... aquí
8 comentarios:
Cuando vivía con mis padres, en veranos todas las mañanas me despertaba con el canto de los pájaros que se posaban en los arboles del parque que hay abajo. Es una cosa que echo de menos porque ahora vivo encima de una carretera bastante concurrida.
Un besote
Aquí también están... con su particular sonido...
Un saludo y muy chulo tu blog.
Me gustan los vencejos.Ademas se comen a los mosquitos y eso hace que me gusten más.Quiero un vencejoooo aunque hacer el amor volando....que incómodo no?o que artistas son los tios!
en el pueblo había muchiiiiiiiiiiisimos!!! y armaban mucho jaleo jajaja
Aquí las que vienen cada año son las golondrinas, hermosas y libre... y los estorninos, escandalosos y un pelín guarretes.
Las golondrinas, bellísimas, aunque me parece que cada año son menos...
Por cierto, gracias por leerme, te apunto.
a mí me despierta mi vecina chillando que es peor...jajajaja
Me ha impresionado eso de que duermen en vuelo. Imagínate a nosotros durmiendo mientras andamos por la calle, sería cómico.
En el primer párrafo casi he acabado desarrollando temor hacia esas "siluetas negras" que "ya han llegado". Casi me imaginaba la voz de Íker Jímenez diciéndolo...
Lo de que duerman en pleno vuelo ya me los ha pintado algo más entrañables. En todo caso no tengo un espíritu especialmente ornitológico. Más bien las aves me son algo indiferentes.
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