miércoles, 9 de septiembre de 2009

Secretos de mi pendrive

Esta mañana se me ha ocurrido revisar un pendrive que tengo dando vueltas por el escritorio desde hace tiempo. Lo solía utilizar para guardar archivos del trabajo y al ir a Madrid lo dejé en un rincón de la mesa y no lo había vuelto a utilizar. Hoy he reparado en él y he pensado que era buen momento para actualizar su contenido o pasar los archivos al ordenador.

Tenía un poco de todo: documentos de word, convocatorias del BOE, archivos de música, etc. Había una carpeta con documentos de uno de mis últimos trabajos como interina y me he puesto a revisarlos para borrar los que ya no necesitaba y guardar los que me pudieran servir en un futuro. Cuál ha sido mi sorpresa cuando, entre los archivos, me han salido un par de... ¡¡¡historias porno!!! ¡Jajaja!

Pues sí. Resulta que yo estuve trabajando de interina en... llamémosle Administración X de la... llamémosle localidad Y. Como nos "sueltan a la plaza" sin apenas formación práctica, tenemos empapada la teoría pero nos tenemos que buscar la vida para el trabajo del día a día. Aquí entra el papel del titular. Hay algunos que orientan a su sustituto, le dejan modelos de resoluciones, etc. pero otros son más partidarios de que el sustituto "se las apañe". Por eso el sustituto o sustituta (o sea, yo) procura buscarse la vida y ante eventuales dudas que puedan surgirle en un futuro, hace acopio de formularios y documentos varios extraídos del ordenador de la oficina, no vaya a ser que en casa le surja la Gran Duda y no sepa por dónde tirar. Y por eso, el titular de turno no acostumbra a mezclar entre esos archivos documentos privados, por lo que pudiera pasar.

Pues resulta que eso que yo consideraba dogma de obligada creencia y cumplimiento no lo es tanto y entre todos esos formularios se colaron dos traviesos archivos de word donde, en una prosa de escasa calidad literaria, el señorito novio -ahora marido- de la susodicha titular y ésta misma, plasmaban sus fantasías erótico festivas a la espera de ser susurradas al oído en momentos más íntimos -que no más calentorros-, jaja.

No las he leído con detalle porque a) no tenía tiempo y b) ¡puaggggg! Jajaja, lo peor de todo es que podía ponerles caras a las historias y os aseguro que imaginarme ese par de caretos... uggggg. Recuerdo perfectamente que había una foto de los tortolitos en uno de los estantes y el novio tenía una pinta de no haber roto un plato en su vida... eso confirma mi teoría una vez más: ¡esos son los peores! Jajaja, el tío está más salido que el canto de una mesa y ella casi lo alcanza, jajaja.

En fin, que me río yo pero la que está cobrando una passsta en un puesto fijo es ella y no yo... Aunque espero que en el ejercicio de sus funciones sea un poco más listilla que en la custodia de sus archivos más, ejem, íntimos. No quiero imaginarme que un día por error mande imprimir uno de esos documentos o haga un cut & paste y meta en alguna resolución un par de párrafos. Ese día, si llega -Dios no lo quiera-, el descojone de sus funcionarios va a ser mucho más intenso y duradero que sus... ;-)



Moraleja: imaginad lo que queráis pero recordad este consejo: nunca, NUNCA lo escribáis, jajaja. Que lo que se escribe se leeeeee; las palabras se las lleva el viento...

4 comentarios:

ERinia dijo...

Joer, chiquilla... ¿y no se coló ninguna foto, ningún video "interesting"...?... Anda que... como se lo monta la peña... jaajajja.
Por cierto, te dejo un premio en mi blog, pásate cuando quieras/puedas.

Anónimo dijo...

juas juas juas... Si es que hay gente que se deja los docs privados donde no debe, y luego pasa lo que pasa... Que mal rollo, por cierto, imaginarte la cara de los susodichos... puagggg

S. dijo...

jajajajjaj que gracioso jajajjaja

GUIZMO dijo...

IDEA: Imprime los documentos word erótico festivos en cuestión y déjaselos en su mesa de trabajo. La cara que pondrá cuando llegue y los vea será de poema...