No sé en qué momento exacto de estos quince días pasados pero ya han llegado, ya están aquí...
Los reconozco por esos chillidos agudos que me despiertan cada mañana, por ese aleteo grave que susurran sus alas al pasar cerca de mi ventana. Hace un par de años ni siquiera habría reparado en ellos y sin embargo ahora me maravillo descubriendo su negra silueta dibujada contra el cielo.
Son los vencejos:
Aves migratorias, que a partir de mayo huyen de las lejanas tierras de África en busca de alimento y de un clima más favorable. De plumaje grisáceo-negro, alas amplias y fuertes, unos centímetros más largas que la cola para poder mantener un vuelo estable. ¡Duermen en pleno vuelo! No es infrecuente encontrar alguno despistado, tímidamente agarrado a una pared, a la espera de una mano amiga que le ayude a remontar el vuelo.
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